martes, 22 de enero de 2008

A veces...


A veces la vida nos da un revés, o quizás algo del pasado no superado sale a flote. Puede ser como un peso que nos oprime, o una snsación de miedo e inseguridad, o una angustia que no nos deja vivir el presente y nos distrae en nuestro día a día, impidiendo que hagamos nada a derechas.


Aquí, la fortaleza de cada persona va a determinar nuestra forma de actuar. Unos pueden hundirse y buscar refugio en el fondo de una copa o en algo peor...otros decidirán encarar el problema buscando una solución.


¿Quién ha dicho que la vida sea fácil? el camino está lleno de dificultades, pero estamos en constante aprendizaje y de cada mal sabor, saquemos lo positivo. Y de lo bueno...el cultivarlo para que crezca y nos haga sentirnos vivos.


Con el paso de los años, todas nuestras vivencias son como un bagaje, no hagamos que pese sino que nos acompañe, dándonos la experiencia y la sabiduría de lo vivido, para poder ayudar a quien lo necesite, y a nosotros mismos.


Muchas veces pecamos de autocompadecernos, y es normal, forma parte de nuestra debilidad y sensibilidad humanas...cuando ocurra, acude a una amigo, a un ser querido y afronta el problema, sal del dolor y saca lo mejor de ti, y piensa que todo tiene solución. Pero no caigas en las garras de las drogas,e llas de alejarán de todo, te destruirán a ti y a todo lo que quieres.


Y si ahora te encontraras en esa situación, sufriendo a causa de ellas, pide ayuda, hoy es posible salir, porque VIVIR merece la pena.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, vivir, puede ser como una moneda, con doble cara, una buena y otra mala, pero con la ventaja de que tod@s somos dueñ@s de nuestro destino y que por ello siempre podemos escojer el lado de la moneda que queremos que salga, en ese extraño sorteo del día a día. En los problemas, en la adversidad, podemos escoger. Shakespeare nos lo dijo más claro que el agua cristalina de un arroyo tibetano: “ser o no ser, he ahí el dilema”; podemos optar a cada segundo por vivir. Vivir con mayúsculas disfrutando de esas pequeñas cosas que hacen la vida más agradable o Morir, poco a poco, enganchados a la cotidianedad, a la rutina, a la muerte del no ser, del no mostrarse y dejarse seducir por la hermosura oculta de nuestro mundo multicolor y así de manera anodina, casi cobarde dejarse llevar lentamente por una vida insubstancial o tal vez, desgraciadamente, de manera más trágica languidecer bajo las garras degradantes de una droga letal, del blanco gusano carnívoro inyectado o aspirado por nuestras azules venas.

Un saludo

Carmen dijo...

Hola Toni,

Exactamente, "todos somos dueños de nuestro destino".

Me ha encantado leerte.

Un beso.