miércoles, 9 de enero de 2008

Una hormigonera dando tumbos por la A-8

El chófer de la hormigonera que el lunes voló sobre la mediana de la A-8, aplastó un coche y mató a su conductor circulaba con una «intoxicación severa de opiáceos», según informó ayer el jefe de la Unidad de Tráfico de la Ertzaintza en Vizcaya, José Antonio Cué llar. J.O.C., de 35 años, fue sometido a análisis de sangre y orina en el hospital de Cruces, adonde fue evacuado tras el accidente, que concluyeron que había consumido en las últimas horas cinco tipos de drogas: cocaína, cannabis, tranquilizantes, metadona y, en un nivel muy elevado, opiáceos. «Ha dado positivo en casi todo el espectro de sustancias de abuso que analizamos (7), salvo anfetaminas y 'éxtasis'. De alcohol, sin embargo, 0,0», detalló Cuéllar.

El responsable de Tráfico explicó que los conductores que a esa hora circulaban por la A-8, entre ellos algún ertzaina fuera de servicio, les fueron «radiando» lo que se avecinaba a través de numerosas llamadas al 112 «momentos antes del accidente». El camionero había cargado la tolva de hormigón en Zaramillo y lo trasladaba a Trapagaran para su uso en las obras de la 'Supersur'. A su paso por el barrio de Cruces, su conducción se vio visiblemente afectada. El primer aviso se registró a las cuatro menos cuarto de la tarde y alertaba de que una hormigonera avanzaba «dando bandazos» a la altura del puente de cristal de Cruces en dirección Cantabria. «Iba de lado a lado, como en una película, y reteniendo el tráfico. Los coches que le seguían tenían que frenar», describe Cuéllar.

Hubo un momento en que estuvo a punto de colisionar contra otro camión, según se aprecia en las imágenes de las cámaras de Tráfico, e incluso en una curva llegó «a levantar las ruedas de un lado», afirmó uno de los testimonios. Invadió el arcén y los demás carriles y se llevó por delante un cono de señalización de obras, que quedó enganchado entre el parachoques y las ruedas traseras de la hormigonera.

Los pitidos debieron de alertar al chófer, que logró enfilar la recta del Max Center. Sin embargo, cuando atravesaba ese tramo por el carril derecho, de repente cruzó la autopista «como si la mediana tuviera un imán», explicaba a El Correo Digital de forma gráfica José Antonio Valín que viajaba en su coche justo detrás de él. «Pensé: 'se ha dormido'».

La 'Mercedes Benz' fue rozando con la valla de la mediana hasta que la rueda se encajó en el canal de aguas y le hizo «volcar». «Se tumbó hacia un lado» y aplastó el 'Daewoo Nexia' que ocupaba Antonio García Cuevas, que murió en el acto. «Al final hemos tenido hasta suerte, podía haber sido una catástrofe, podía haber alcanzado a diez o quince coches teniendo en cuenta que por ese tramo transitan a diario entre 120.000 a 140.000 vehículos», indicó José Antonio Cuéllar.

La víctima mortal, un trabajador de la Caja Laboral de Trapagaran de 44 años, casado y con dos hijos de 3 y 6 años, regresaba a su casa después de trabajar. Podía haber sido cualquiera. El monumental atasco supuso innumerables horas de trabajo perdidas, ya que paralizó la actividad de parte del Gran Bilbao durante la tarde. En las caravanas se registraron además otros ocho o diez accidentes de chapa.

El camionero fue evacuado a Cruces, donde, una vez dado de alta y con los resultados del test de drogas, la Ertzaintza le detuvo acusado de un delito contra la seguridad vial por conducir bajo los efectos de sustancias estupefacientes. El arrestado fue trasladado a la comisaría de Sestao, donde quedó encerrado en los calabozos, pero a medianoche se le infectó una de las heridas que le provocó el accidente y tuvo que volver a ingresar en Cruces, donde permanecerá en observación al menos dos días, informó Interior.

En libertad en el hospital

Como tiene domicilio conocido, J.O.C. quedó en libertad a la espera de ser citado por el juez. Drogadicto, el joven se ha sometido a procesos de desintoxicación, durante uno de los cuales su familia le compró una hormigonera. En el momento del accidente, llevaba pastillas de metadona en una riñonera. Además de alegar que podía haberse quedado dormido, el detenido afirmó que se había «dado un homenaje en Nochevieja» para justificar el positivo en drogas, indicaron fuentes cercanas a la investigación.

Se le imputa un «homicidio imprudente», penado con entre uno y cuatro años de cárcel, con el agravante de «temeridad manifiesta», que puede sumar de seis meses a dos años, además de privación del permiso de conducir (de 1 a 6 años) y, al tratarse de un profesional de transporte, inhabilitación para ejercer su trabajo de 3 a 6 años. Además de la conducción bajo el efecto de las drogas, que por sí ya es un delito con castigo agravado desde la entrada en vigor de la reforma del Código Penal el pasado 1 de diciembre. De los accidentes mortales registrados en 2007 en Vizcaya (26), entre el 39 y el 40% se detectó «influencia de alcohol y/o drogas», reveló Cuéllar.

(Noticia publicada en el corredodigital.com
)

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